Bolivia despierta…

diciembre 8, 2006

dostercios.jpgTarde pero seguro, cada vez más bolivianos se están dando cuenta de las verdaderas intenciones del gobierno de Evo Morales y comienzan a rechazar, con protestas y una huelga de hambre nacional, sus pretenciones de ignorar la voluntad del pueblo al cambiar el reglamento para la aprobación de la constitución.

¿Por qué ignora la voluntad del pueblo? Como lo explico en mi artículo del 1ro de septiembre pasado (al que pueden recurrir para obtener más información), los resultados de la elección para la Asamblea Constituyente de Bolivia daban al MAS (partido de Evo Morales) solo una mayoría simple (más de la mitad) pero no la mayoría absoluta (dos tercios) necesaria para aprobar una nueva constitución sin depender del concenso con otras agrupaciones.

Es decir, la población había escogido constituyentes de varias tendencias y esto se debió reflejar en la nueva constitución, situación que por supuesto no le cuadró a Evo (ni a Chávez ni a Fidel) y en lugar de respetar la voluntad popular, el 1ro de septiembre, en una bochornosa (y violenta) sesión de la asamblea, cambia las reglas de juego para que la nueva constitución se pueda aprobar con la mayoría simple que obtuvo en las elecciones (es por eso que en las fotos de las protestas, como la incluía al inicio de este artículo, se ven carteles de 2/3).

Lo que no termino de comprender (y espero que algún lector mejor mejor informado pueda dejar un comentario al respecto) es ¿por qué el inicio de las protestas demoró tanto?

Mientras tanto Evo recibe a casi todos los presidentes sudamericanos en la II Cumbre Sudamericana, que se iba a centrar en la integración energética (pero a la luz de los acontecimientos, quién sabe en qué terminará), y Chávez advierte que no se quedará de brazos cruzados ante la crisis.

Los próximos serán días interesantes en Bolivia, hasta el siguiente artículo…

Winston

Venezuela en su hora decisiva

diciembre 3, 2006

Hoy, más que en ninguna otra elección presidencial anterior, Venezuela se está jugando su futuro, pero no bajo las mejores condiciones.

Con un gobierno cuyo único objetivo es perpetuarse en el poder y lograr protagonismo internacional para Chávez,  muy pocos en Venezuela tiene fe en la limpieza de las elecciones.

La mayoría da por sentado que no se respetará el secreto del voto (ni el resultado que arrojen), y que quieres voten contra Chávez serán víctimas de represalias como las ya ocurridas en la recolección de firmas para el referéndum revocatorio y las elecciones parlamentarias de diciembre pasado (donde como todos los candidatos eran de Chávez, quienes se abstuvieron de votar fueron identificados como opositores). Lamentablemente tienen motivos para pensar así, después de todo, hace solo un mes los trabajadores de PDVSA recibieran amenazas en ese sentido de parte del Ministro de Energía y Minas, y Chávez las respaldó.

Es por éstas precarias circunstancias en las que los venezolanos van a votar hoy, que me pareció tan acertada la carta que Mario Vargas Llosa envió ayer a la OEA en referencia a las elecciones venezolanas. El concepto de que «Unas elecciones verdaderamente democráticas no sólo exigen un conteo riguroso de los votos el día de los comicios. También hay que respetar las normas preelectorales…» es fundamental en el caso de Venezuela.

En Venezuela la Asamblea Nacional (100% chavista) intencionalmente omitió normar la ley que permite la reelección presidencial para no imponer restricciones al presidente a la hora de utilizar recursos públicos para hacer proselitismo político, y de esta forma Chávez se embarcó en una serie de actividades que en casi cualquier otro lugar serían consideradas ilegales: las inauguraciones acumuladas (o adelantadas) para el último mes de campaña a las que hice referencia en mi artículo del 19 de noviembre (a lo que hay que sumar la inauguración de 2 estaciones del Metro del Maracaibo y del 10% de las obras de una central azucarera en la última semana de campaña), el uso de recursos del estado para transportar en autobuses gente a sus manifestaciones, el uso del canal del estado y de su apéndice internacional TeleSur para hacer campaña a su favor y detractar a su oponente, y un largo etcétera al que esperemos no haya que sumar la intimidación a los votantes al momento del sufragio y el conteo fraudulento de votos que muchos dan por sentado.

Mucha suerte Venezuela, esperemos que a pesar de todo, a partir de mañana puedan comenzar a soñar nuevamente con la unidad, la paz y el progreso.

Winston.

Estimado señor Secretario General:

Nos preocupan hondamente las elecciones venezolanas del próximo tres de diciembre. Todos los síntomas apuntan a que no serán justas, transparentes ni equitativas. Hay numerosas pruebas de las presiones que sufren los electores para que respalden la candidatura oficial del coronel Hugo Chávez, como las sufridas por los millares de empleados de PDVSA, la empresa estatal de energía.

Unas elecciones verdaderamente democráticas no sólo exigen un conteo riguroso de los votos el día de los comicios. También hay que respetar las normas preelectorales: la justa asignación de tiempos de propaganda e información en los medios de comunicación, la acreditación sin trampas de los electores y la ausencia de coacciones. En Venezuela se están violando todas las reglas preelectorales, adulterando de antemano la voluntad de los electores.

Es vital el papel de la OEA para la supervivencia de la democracia venezolana. No hay otro organismo en América Latina con autoridad para legitimar o deslegitimar los procesos electorales. La OEA debe pronunciarse sin ambages sobre estas violaciones del espíritu de las leyes que fundamentan la democracia. Y el tres de diciembre, ante el menor indicio de fraude, si se comprobara, debe hablar claro y respaldar firmemente la verdadera voluntad de los venezolanos. Esa es la principal razón de ser de la OEA ratificada en la Carta Democrática: garantizar las libertades individuales, el juego limpio y el respeto de la voluntad mayoritaria.

Atentamente,

Mario Vargas Llosa
Presidente de FIL